Pillo Peraza y la vivienda auténtica

Los arquitectos acostumbran a registrar y exhibir sus obras recién terminadas. Espacios prístinos, inalterados, tal como fueron concebidos. Construcciones vacías y anónimas, sin sangre. Solo después ocurre algo conocido cáusticamente como »la venganza del cliente». El momento donde aparecen los habitantes y con ellos, todo aquello que es incontrolable. La ocupación natural.

Puerta de forjado, protector -pecho de paloma-, colores incandescentes, muchos trastes. Un palo de cují.

Hace pocos días falleció nuestro amigo, aliado y vecino de comunidad, Pillo Peraza, a causa de una diabetes que fue deteriorando su salud irreparablemente. En 2013 nos invitó para realizar el proyecto de su casa. Una vivienda con »artilugios coloquiales» y una buena dosis de realidad simple y sencilla.

Una reformulación elemental de la unidad familiar estándar que se repite indiscriminadamente. Una pequeña rebeldía ante lo que está establecido y aceptado socialmente por necesidad.

Dos años más tarde regresamos para fotografiar después del »tuneo». Ya no teníamos las ínfulas del proyecto. A Pillo le encantaba »colaborar» para las fotos, mientras aprovechó para hablarnos de su trayectoria, del proceso que conllevó la casa y de su experiencia viviendo en este lugar. Estas son las imágenes obtenidas y la crónica realizada por él mismo:

»Mi historia de vida es bastante fructífera, desde niño estuve comprometido con la calle. Estudié con mucho sacrificio, fui recogedor de materiales de desecho, vendedor de periódicos y de las empanadas que hacía mi madre para mi sustento y el de mis once hermanos, dignos oficios que me ayudaron a crecer y a desarrollar el sentido del sacrificio y de la vocación por la justicia social.

A los 12 años me inicié en el teatro y a través de la cultura descubrí a la política como una ciencia capaz de transformar y cultivar el amor por la vida. Desde ese momento me comprometí con este accionar para militar en los sueños de la construcción de una ciudad más justa, más humana y más solidaria.

Fui presidente de la Federación de Centros de Estudiantes en el Pedagógico y hoy en día a mis 68 años, a pesar de mi tiempo de servicio, sigo activo como docente. No he querido jubilarme todavía. Me gustaría entregar unos años más en la búsqueda de consolidar un espacio para una escuela de talento artístico.

En fin, se puede decir que mi vida es una relación entre esos tres aspectos. La educación, la cultura y la política».
– Pillo.

»Aunque la comunidad de San Agustín es relativamente nueva, en 80 años de fundada abarcamos un ámbito conformado por 38 manzanas. Estamos ubicados en un contexto patrimonial muy importante, aquí está la Casa de la balletista Taormina Guevara, el Parque Ayacucho y la Quinta Maida, además de todo el talento humano que hay en nuestra gente.

En mi comunidad hay diversidad de pensamiento, de ideas. Se ha venido buscando la manera de impulsar en colectivo, un proceso donde se fortalece al ser humano.

El liderazgo de nuestros voceros es un liderazgo local. Si la asociación comunitaria es el gobierno del barrio, no tenemos necesidad de dispersarnos. ¿Para qué abarcar un ámbito fuera de nuestro contexto cuando necesitamos fortalecer a 2000 familias que están aquí?. Son preguntas que me he planteado para entender en lugar donde debo estar.

 Estamos convencidos que la filosofía de lo local es la posibilidad de transformar nuestro hábitat partiendo de nuestra misma esencia. Lo que estamos buscando es vivir en una comunidad que se pueda llamar verdaderamente a sí misma comunidad. Un espacio para lo común, para convivir.

Todo ese proceso nos ha llevado a dar unos cambios muy importantes. Ahora en asamblea de ciudadanos se discuten y se toman decisiones en conjunto. Esta casa por ejemplo es una pequeña muestra de eso».
– Pillo.

»Yo tenía casi 40 años viviendo en un cuarto incomodo. Después de muchos años surge un programa estatal para desarrollar viviendas, pero a partir de la autogestión. Una gran oportunidad para seguir organizándonos.

A pesar de mi situación, al principio me resistí a ser uno de los seleccionados, en primer lugar porque hay que dar el ejemplo de desprendimiento y sobre todo porque este es un patio cultural, un espacio dedicado a las actividades artísticas de la comunidad. Pero la comunidad insistió, no dependía de mí, me rebasó la fuerza de la organización. Yo quise dar el ejemplo y la comunidad terminó dándome una gran lección.

Ya convencido, no quedaba sino echar adelante mi casa. ¿Pero, cómo?. Este terreno es una herencia de mi padre que data de 1930. Aquí vivo desde hace mas de 50 años. Es un lugar con historia pasada pero también con historia viva. Debía ser una casa que tuviera que ver con el adobe y con la naturaleza de los elementos que están aquí presentes.

Entonces había que modificar el planteamiento original. Aquí no cuadraba el modelo tal cual, eso habría significado matar la situación, acabar el espacio.

Al cabo de dos o tres días entre todos pensado cómo sería mi casa, se construyó la idea. Esa idea fue aprobada en la comunidad y posteriormente presentada a la institución responsable. No fue fácil, tuvimos que discutir con otros técnicos, pero gracias al respaldo de los vecinos, al planteamiento científico que construirnos entre todos y a la claridad en los argumentos que presentamos, se logró.

La base de esta casa es el mismo modelo prototipo que hay en Venezuela, la misma casa, pero ajustada a lo que es este lugar, a lo que soy yo, mi familia y mi comunidad.

La gente que viene se sorprende del contenido estético, de toda esa simetría en la estructura, de la forma en cómo dialogan el adobe y el concreto y de que se pudo hacer con los mismos materiales y los mismos recursos. ¿Ves que se pueden hacer las cosas? Esto es un planteamiento que yo creo puede multiplicarse».
– Pillo.

«¿Te das cuenta que la casa está llena de frescura? Eso es por las paredes de adobe y por ese árbol de cují. ¡Ese árbol es el mundo de esta casa!

El árbol viene desde la Casa Comunitaria »Guachirongo» y cruza tres construcciones. Ha crecido muchísimo buscando la luz, es un elemento que vive y que también tiene derecho a encontrar sus horizontes. Ahí están las raíces de mis padres. Yo recuerdo ese cují desde mi niñez, ahí colgábamos una campana que se usaba para marcar el tiempo en el ring de boxeo bajo la sombra y para hacer el llamado de ir a comer.

Hay quien me pregunta y me comenta. ¿Oye, y por qué tú no cortas el cují? Ese árbol te va a dañar el techo.

Bueno, está bien, tengo que limpiar el techo cada cierto tiempo. Pero también creo que el árbol va a respetar la estructura porque es parte de esto. Ya veremos. Eso es un árbol, tiene vida y lo sustenta la sabia.

Otros dicen que le ponga un enrejado. No, no, yo soy libre digo yo, uno es libreYo me siento aquí en la noche y a veces me pongo a escribir y me sale la luna y cuando se pega al árbol, veo a los pajaritos y a los loros durmiendo. Es un ambiente que te invita a recordar tiempos, que te despierta escribir cosas y a veces a entrar en la soledad en que uno se encuentra.

Imagínate tú que yo corte el cují. No voy a ver más los pájaros y las noches de sentarme para pensar van a ser incompletas. Ese árbol es parte de mi vida».
– Pillo.

»Lo que hemos querido es que se mezclen los elementos, contrastando el adobe con el hierro, con el concreto, con la madera y con todo lo que existe aquí. Y por su puesto este patio abierto en el centro que articula todo.

La ventilación es natural. La luz también, todo el día y con distintas tonalidades. Estamos en el trópico, nuestro clima es una bendición y tenemos que aprovecharlo con responsabilidad.

Mi casa es mi patrimonio. Aquí guardo fotografías y recuerdos expuestos en todas las paredes y todos los rincones. Esta casa sigue siendo un espacio de encuentro. Seguimos teniendo el mismo patio que no queríamos que se perdiera, un espacio abierto para la música y la poesía.

Mis amigos que antes venían todos los días para acá, ahora me visitan con más razones, a tomar café y a conversar hasta la media noche.

¿Qué más puedo pedir?, nada. Esta es una vivienda auténtica. La casa que representa unos sueños concretados».
– Pillo.

Un comentario en “Pillo Peraza y la vivienda auténtica

  1. Querido Marcos, esta muy buena la publicación del articulo, como homenaje al habitante de esa intervención, y me parece que ya habiamos hablado sobre los valores de la intervención, sin embargo, mas alla de darte recomendaciones o hacer crítica al texto, no generalizaría sobre si toda la arquitectura que no entre dentro del paradigma de esta obra, no sea consciente de los habitantes y las apropiaciones del mismo, hay viviendas que poseen sangre igual desde otros enfoques, saludos.

    Me gusta

Deja un comentario